lunes, 29 de junio de 2015

La muerte de David Sharp

Por Javier Leyva

David Sharp
El ser humano es una criatura ambiciosa, y como tal, de manera constante se fija metas y objetivos que le den valor a su vida. Pero, ¿cuál es el valor de una vida? Cuando resulta que alcanzar la meta más grande implica poner en riesgo la vida misma, ¿qué decisión tomarías? Un buen día, David Sharp se encontró en este mismo dilema; sin embargo, en su mente no había duda.

El 14 de mayo de 2006, David Sharp se encontraba sentado en el campamento base, meditando y perfeccionando su estrategia para escalar exitosamente hasta la cima del Monte Everest, la cumbre más alta del mundo. Dos veces antes lo había intentado y dos veces antes se había quedado corto, por lo que fracasar una tercera no era opción, como dejó muy en claro con una ominosa afirmación: “si no lo logro esta vez, no regresaré”. Entrada la noche, decidió iniciar su aventura hacia la gloria. Solo, sin oxigeno y sin comunicación por radio. Un reto inferior a ese no habría sido digno de David Sharp.

La mañana siguiente, el doble amputado y veterano montañista Mark Inglis, al frente de un grupo de más de treinta personas, inició también su camino hacia la cumbre. El convoy avanzó durante varias horas y finalmente, tras grandes esfuerzos, habían llegado hasta el tramo más peligroso del recorrido, la temida Zona de Muerte, un lugar tan alto, que hace que respirar sea una tarea casi imposible. Mark Inglis le dijo a su grupo que se preparara para continuar y que estaban a punto pasar junto a la cueva de “botas verdes”, un escalador que sucumbió en el año de 1996 y cuyo cuerpo congelado permanece hasta el día de hoy como punto de referencia. Sin embargo, al verlo, Inglis notó algo extraño, había un nuevo cadáver sentado junto a “botas verdes”. Se acercó a inspeccionarlo y notó algo más. No era un cadáver, era un hombre vivo, semicongelado, pero vivo. Al preguntarle su nombre, éste le contestó “mi nombre es David Sharp, estoy con Asian Trekking y sólo quiero dormir”.

David Sharp había alcanzado la cima del monte Everest horas antes, sabiendo que recorrer la Zona de Muerte prácticamente sin reservas de oxígeno haría que el regreso fuera poco menos que imposible.

La Zona de Muerte se encuentra por arriba de los 8,000 metros de altitud y es custodiada por más de 150 cadáveres congelados, que sirven como macabro recordatorio del poder inclemente de la montaña.

Mark Inglis se vio obligado a tomar una decisión de vida y muerte. Las deplorables condiciones de David Sharp hacían que fuera sumamente arriesgado prestarle ayuda. Tenía sus congelados brazos alrededor de sus igualmente congeladas rodillas, partes de su rostro estaban ennegrecidas como el carbón y lo peor era que no tenía la fuerza necesaria ni siquiera para mantenerse en pie, mucho menos para caminar. En la Zona de Muerte el tiempo es clave para poder sobrevivir y llevar a David Sharp a cuestas significaba un riesgo mortal para otros miembros del grupo. Eso, sin mencionar tener que abandonar una expedición planeada arduamente y con muchos meses de anticipación. Ante estas circunstancias, Mark Inglis determinó que David Sharp se encontraba más allá de la salvación y decidió continuar con su grupo hasta la cima.

Ese día, más de cuarenta montañistas se cruzaron en su recorrido con un hombre muerto que aún respiraba. Durante sus horas finales, algunos trataron de ayudarlo, otros lo ignoraron y unos cuantos ni siquiera se percataron de que seguía con vida. Mark Whetu se acercaría a David Sharp para darle un último consejo, mientras que Maxime Chaya se postraría ante él para rezarle una plegaria entre lágrimas.


El escándalo y la indignación se desataron rápidamente. El primer hombre en la historia en alcanzar la cima del monte Everest, Sir Edmund Hillary, criticó duramente a las personas que no ayudaron a David Sharp, diciendo “La gente sólo quiere llegar a la cima. Está mal que habiendo un hombre sufriendo problemas de altitud y contraído bajo una roca, sólo levantes tu sombrero, digas buenos días, y continúes tu camino”. Lo anterior, sumado al rescate de Lincoln Hall, dos semanas después y a mayor altura, nos hace cuestionar ¿David Sharp debía morir el 14 de mayo de 2006?

En esa temporada, Mark Inglis se convertiría en el primer doble amputado en alcanzar la cima del Everest, pero se le recuerda más como el hombre culpado por la muerte de David Sharp. Sin embargo, su madre, Linda Sharp, no culpa a nadie, reconociendo “Tu responsabilidad es salvarte a ti mismo, no tratar de salvar a alguien más”.

Ciertamente, David Sharp parecía tener un deseo mortal la noche del 14 de mayo de 2006. Pero también tenía una meta clara y una convicción de acero para alcanzarla. Su vida era un precio aceptable.


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