Por Samir Zapot
La aspiración humana por acceder a la libertad está determinada en gran medida por el poder que se ejerce sobre uno mismo y sobre los demás; libertad y poder van ligados íntimamente en la medida que es posible determinar el curso de acción de los acontecimientos en los que estamos inmersos.
La historia de la humanidad está plagada de ejemplos en los que se da cuenta de los intentos por imponer restricciones a la libertad, y cuando no hay una participación de la sociedad como conjunto en la implementación de estas limitaciones, llegan al extremo de construir sistemas políticos totalitarios debido a la ambición desmedida por mantener bajo control el estilo de vida que se cree adecuado para uno mismo y para los demás.
Gracias a los avances tecnológicos ahora es posible establecer conexión con prácticamente cualquier habitante de la tierra que tenga conexión a Internet, ese nuevo campo de batalla entre quienes pretenden mantenerlo como un lugar sin restricciones a la libertad de expresión, y aquellos que han avivado su tentación por establecer control total.
En junio de 2013 Edward Snowden, ex consultor tecnológico de la CIA (Agencia Central de Inteligencia y la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) reveló mediante los diarios The Guardian y The Washington Post, la existencia de programas de vigilancia masiva que el gobierno de Estados Unidos estaba usando contra sus propios ciudadanos y contra personas de otros países para mantener un registro de sus actividades. Snowden expuso la punta del iceberg de una situación que va más allá de las actividades ilegales de un gobierno, pues prácticamente no hay país en el mundo que no tenga su propio sistema de inteligencia. Incluso el gobierno mexicano contrató los servicios de Verint y Narus, dos compañías que han trabajado con la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos (NSA).
A través de la empresa Sogams, Verint vendió equipo de espionaje a la Policía Federal Preventiva (PFP), a Petróleos Mexicanos (Pemex), al Servicio de Administración Tributaria (SAT), así como al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen). Sogams instaló sistemas de rastreo, aparatos de interconexión, relojes de pared, y relojes de mano con videocámaras, así como consolas para controlar llamadas telefónicas.
Sin embargo, hay un asunto más preocupante, una situación que ocurre todos los días con nuestro consentimiento, aunque en el fondo no tengamos la más ligera sospecha de las consecuencias de algo tan simple y cotidiano como navegar por la Internet. Cada vez que damos abrimos un sitio web dejamos información de nuestros hábitos y costumbres, más importante aún es la información personal que confiamos a sitios especializados en redes sociales, sin que tengamos garantía alguna de que no serán usados en nuestro perjuicio.
Un medio libertario como la Internet ha dejado ver su lado contrario, y desafortunadamente los usuarios no están preparados para utilizar este medio con responsabilidad. Nuevamente el anhelo de libertad se troca en control férreo.
Es importante la comunicación pero debemos ser cuidadosos con nuestra información personal. buen articulo
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