viernes, 12 de mayo de 2017
Sueños y Pesadillas
Los sueños han fascinado al hombre desde que tiene uso de razón. El cuerpo humano, una máquina cuya perfección parece imposible de igualar, es gobernado por un sistema nervioso que le da la facultad de pensar y abstraerse, pero como toda máquina, requiere descansar para reponer sus energías y continuar funcionando. El acto de dormir es una necesidad invariable hasta para el más activo.
Al dormir entramos en un estado de reposo en el que todo el organismo disminuye sus funciones al nivel mínimo, pero la mente continúa en funcionamiento; al alcanzar una etapa de reposo profundo, conocida como REM (Movimiento rápido de los ojos o Rapid Eye Movement por sus siglas en inglés) comienzan a manifestarse los sueños con mayor nitidez, como una sucesión de imágenes, ideas, sonidos y sensaciones.
Aunque muchas personas aceptan la aleatoriedad de los sueño, muchas culturas han visto en ellos profecías y las religiones los han llegado a considerar señales de iluminación divina. La ciencia los considera una herramienta invaluable para análisis neural y psicológico, como lo es la interpretación freudiana. En pocas palabras, los sueños nos fascinan.
Algunos sueños son alegres, otros emocionantes y algunos más tienen una poderosa carga sexual, pero la mayoría son simplemente bizarros. Sin embargo, hay un tipo de sueño que nadie desea experimentar: Las pesadillas.
Se trata de sueños desagradables que se relacionan con emociones como la ansiedad, la tristeza y la desesperación. Cuando estamos inmersos en una pesadilla, las imágenes espantosas son absolutamente reales para nosotros pues la mente no está consciente de que duerme, por eso hasta la persona más fuerte ve hechos realidad sus temores más profundos ya que invariablemente se presentarán en una pesadilla de la cual sólo se puede escapar despertando, lo que puede resultar difícil. Quién sabe si una pesadilla será lo último que experimentemos en este mundo.
Incluso al despertar de una pesadilla, la sensación de temor y confusión puede ser tan poderosa que es imposible volver a conciliar el sueño y en algunos casos puede hacer que una persona rompa incontrolablemente en llanto. A esta nitidez absoluta hay que agregarle la existencia de pesadillas recurrentes que se repiten una y otra vez. Algunos casos son tan severos que se puede requerir tratamiento psicológico para sobreponerse a ellos.
Existen diversos motivos para el nacimiento de una pesadilla. Sufrir una enfermedad, dormir con incomodidad o en lugares inhóspitos, o estar sometido a altas dosis de estrés en la vida diaria son los detonantes más comunes.
Finalmente, a pesar del sufrimiento que provoca, cabe señalar que para muchos artistas una pesadilla puede ser la fuente de inspiración para crear su siguiente obra maestra. Múltiples pinturas, esculturas, canciones, novelas y demás producciones han sido creadas de esta manera, por lo que aún con el temor que implica, las pesadillas han encontrado su razón de ser.
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