miércoles, 12 de octubre de 2016

El Último Rodeo de Manning






Aún está por verse si esta temporada 2015 fue la última del legendario quarterback Peyton Manning (ahora está confirmado), pero de ser así, cerraría con broche de oro una carrera brillante, pues esta temporada fue para él simplemente apoteósica.

Desde hace tres temporadas, Manning nos había demostrado a muchos escépticos que aún tenía lo necesario para jugar en la NFL. En aquel entonces muchos vaticinábamos un destino aciago para Manning después de que los Colts prefirieron al joven Andrew Luck en su lugar, a pesar de que el veterano quarteback los había llevado a ganar el Super Bowl en el 2006. De esa manera Manning llegaba a unos Broncos que recién salían de la Tebowmanía y no parecían tener un equipo lo suficientemente sólido para respaldar a un quarterback tan veterano y que salía de una grave lesión en el cuello que lo sacó de las canchas por más de un año. Sin embargo, Manning demostró gallardía e hizo de los Broncos un equipo ganador y poderoso en ofensiva, llevándolos a disputar el Súper Tazón 2013 contra los Seahawks. Sin embargo, serían vapuleados por estos y poco pudo hacer Manning para evitarlo.

La temporada 2015 inició para los Broncos como las anteriores, con siente victorias al hilo, pero aún con muchos cuestionamientos a Manning. Cuando llegó el partido contra los Chiefs en la semana 11, fue un día agridulce para Manning, que hasta entonces había tenido una temporada muy irregular; completando un pase corto obtuvo el récord de todos los tiempos en yardas por aire, pero antes del medio tiempo ya había sufrido cuatro intercepciones y su equipo estaba siendo apaleado. La segunda mitad del partido Manning la vería desde la banca y el joven Brook Osweiler sería el nuevo quarterback titular del equipo. Al día siguiente se anunciaba que Manning había sufrido una nueva lesión y prácticamente el consenso general era que lo habíamos visto por última vez en un partido de la NFL.

La campaña de los Broncos continuó y a tan sólo dos semanas de concluir la temporada regular el equipo podía terminar en primer lugar de la conferencia o quedarse completamente fuera de los playoffs. Se jugaba un partido crucial contra un pésimo equipo como eran los Chargers, sin embargo, estaban perdiendo el juego y en la situación apremiante Osweiler se veía impotente para guiar a Broncos a la victoria. Entonces sucedió lo que para muchos era ya impensable: Peyton Manning entraba a la cancha trayendo consigo un empuje que revitalizó al equipo. Ganaron el partido y entraban a los playoffs como el equipo numero uno de la conferencia. Aun así, no eran el equipo favorito, pues nadie creía que Manning tuviera el suficiente gas en el brazo para superar a equipos tan poderosos.

En el juego Divisional Broncos recibió a Steelers, comandados por Ben Roethlisberger, ganador de dos Super Bowls. Los Broncos jugaron un fútbol inteligente y en el cuarto periodo lograron dominar a su rival, considerado por muchos el caballo negro de la liga.

En la Final de Conferencia recibieron a los vigentes campeones de la NFL, los Patriots comandados por Tom Brady, ganador de cuatro Super Bowls y eterno rival de Manning, quien siempre había tenido la mano ganadora en esa rivalidad. A pesar de jugar en casa, los Broncos no eran favoritos, pero tras un partido reñido, ganaron con un gol de campo.

Manning regresaba al Super Bowl y se enfrentaría a un equipo que parecía ser su antítesis. Los Panthers habían perdido un solo partido en la temporada regular y durante los playoffs se habían encargado de aplastar a todos sus rivales. El joven quarteback Cam Newton había sido nombrado Jugador Más Valioso y su talento abrumador y personalidad petulante lo hacían el centro de atención del Super Bowl. Eran amplios favoritos para vencer a Broncos.

Pero no fue así. Payton Manning jugó un partido conservador, manejando a su equipo con inteligencia y evitando cometer errores. Sus compañeros jugaron con hambre de triunfo y dominaron a los Panthers. Manning renacía de sus propias cenizas y los Broncos ganaba el Super Bowl, demostrando una vez más que en el deporte nada está escrito y que las historias de triunfo inesperado no son exclusivas de Hollywood.

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