Mi chaparrita, amorcito bebé, hoy te amo
más porque conté nuestra historia. Y es que en
el colegio, un par de alumnas me preguntaron si
estaba enamorado, y de mi boca salió el relato
completito de nuestro amor: que fuiste mi
alumna, que con desfachatez me confesaste
que yo te gustaba, y que con cinismo te invité a
salir; que tenías 16, y que yo tenía la edad
perfecta para trastornarme con tus 16... que
desde el primer beso adopté tu espíritu como mi
aliento. Sí, mi pequeña, hoy te amo más porque
conté nuestra historia. Hasta mañana...
El anciano se inclinó, recostó un ramo de
gardenias sobre la tumba, y con el atardecer como
testigo, echó a andar hacia la salida del
cementerio.
Fernando Álvarez Téllez
Síguelo en su blog ¡Mamá, no leas mis chingaderas!
http://feralvareztellez.blogspot.mx/
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