(The age of Adaline)
Dir. Lee Toland Krieger (2015)
La piedra filosofal, el elixir más añorado en el mundo de la fantasía, surge una vez más, aunque de forma menos fantástica, para contar la vida de Adaline Bowman, protagonizada por Blake Lively, quien es una joven madre de los años veinte que a la edad de veintiocho años sufre un accidente automovilístico en el cual adquiere la juventud eterna debido a una peculiar serie de eventos que le impiden envejecer. Esa nueva cualidad suya le exige cambiar de identidad y residencia cada cierto tiempo y la única persona con la que tiene un contacto prolongado es su hija, quien para la época en la que se desarrolla la historia es ya una anciana.
Adaline se encuentra planeando su siguiente escape cuando conoce a un joven encantador llamado Ellis Jones, interpretado por Michiel Huisman, quien es hijo de un viejo conocido (Harrison Ford) de la escurridiza chica y este es el vuelco que rompe con la rutina centenaria de Adaline.
Escrita por J. Mills Goodloe, la historia se cuenta de forma lineal aunque intercala recuerdos de las diferentes épocas por las que Adaline ha tenido que transitar desde su fatal encuentro con la fuente de la juventud. Otro elemento de la narración es la voz omnipresente que nos introduce a la vida de Adaline y que explica las condiciones que lograron preservarla en la veintena de la vida. Una película bien llevada a cabo que cumple lo que promete y ofrece al espectador una historia romántica, si no genuina, por lo menos entretenida.
Buen análisis de una estupenda película
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