martes, 13 de octubre de 2015

La Despedida

Milan Kundera
(1972)

Por Karina López Correa

En un balneario de reposo habitado por mujeres que anhelan la fertilidad y hombres que desean fortalecer sus corazones, ocho almas, ocho mentes, ocho voces convergen sin que ninguna resuene más que otra. A través de sus personajes, Kundera esboza diversas posturas ideológicas que se afirman así mismas o se contradicen; la particular manera en que cada personaje entiende el mundo tiene cabida en esta novela.

Son muchos los tópicos que se tratan en La Despedida: la infidelidad, el amor, la monogamia, los celos, el aborto, el suicidio, el asesinato, el derecho a la vida, la religión, la política, el comunismo. Un universo donde todos son víctimas y victimarios a la vez, donde nadie es mejor, ni peor.

Si tuviese que elegir una sola palabra que describiese la obra escogería: pluralidad. En un pequeño poblado checoslovaco confluyen varios mundos; cada personaje es provisto de un peculiar punto de vista, de juicios y prejuicios, de un matiz de credo y una conciencia propia, y quizá se puede pensar que así son todos los personajes de toda la literatura, sin embargo, lo interesante de esta novela radica no en la multiplicidad de voces que expresan un sentir, sino en la prodigiosa forma en que lo expresan; es difícil que el lector llegue a ser objetivo y tome partida por algún personaje. No existen protagonistas. El ser humano aparece tal cual es, una mezcla de vicios y bondad, donde a unos les tocó más de esto que de aquello, sin que ninguna combinación resulte superior, ni privilegiada. Cada personaje representa una posición ideológica independiente y contradictoria, que no se impone ante ninguna. No es una historia de buenos, ni malos, ni peores, esto hace partícipe al lector ansioso de tomar una postura. No se puede ser objetivo ante la
presencia de la otredad, en una novela polifónica, cada conciencia, cada voz, debe ser abrazada.

1 comentario: